jueves, 19 de abril de 2012

Vecinos




Durante más de treinta años sólo se habían hablado una vez, una mañana de verano del sesenta y nueve. Subidos cada uno a una azotea tuvieron que gritarse de lejos. Antonio le reprochó no-sé-qué de unas lindes de tierras, y Genaro le recordó con júbilo quién había ganado la guerra. Luego se retiraron con prisas y enfurruñados, uno al interior de su casa llena de algas, y otro a las húmedas dependencias de la casa cuartel. Y ya no se hablaron más dentro de aquel pueblo fantasma sumergido bajo las aguas.

2 comentarios:

  1. No, si todavía perduran los rencores, todavía... Conseguiste sorprenderme con ese final.

    Besitos

    ResponderEliminar
  2. Elysa: ejemplo de que ni perdonan ni olvidan. Pobres hombres!
    Un beso.

    ResponderEliminar