Todas las noches nos reuníamos en un viejo cobertizo a la luz de una lámpara de gas.
Y cada una de nosotras contaba una anécdota, un suceso, peripecias de sombras
ya viejas cuyos dueños se habían ido quedando ciegos y desconocían que nos despegábamos
de sus cuerpos para ir al cobertizo a hablar cosas malas de ellos.
¡Jo, mi sombra y yo tenemos una relación un tanto difícil! ahora creo que la voy a mirar un poco peor aún. Me gusta la sensación de extrañeza que provoca este micro.
ResponderEliminarBesitos
Elysa: menos mal que las sombras no nos pueden juzgar...yo las veo muy suspicaces, no sé, quizá por lo que tienen de escurridizas.
ResponderEliminarBesos.
Me encanta lo de "hablar cosas malas", es una expresión casi que infantil que me parece se acomoda muy bien a sombras recién liberadas. Inquietante y muy visual, me ha gustado mucho este micro.
ResponderEliminarAlba: qué sorpresa! Me alegro que te guste este micro y esas cosas malas de las que mejor no hablar.
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