lunes, 9 de diciembre de 2013

Entrevista

                                                             (Foto: Candela Mirabent)

Estas son las respuestas a la entrevista que me hizo Nancy Benazeth para Lectures d'ailleurs


1) Tradabordo. ¿Cuánto hace que escribe y qué lo impulsó a escribir?
Ricardo Álamo. De la misma manera que uno habla muchas veces sin pretender nada, por puro arte y juego de hablar (César González Ruano dixit), en mi caso escribo sin más pretensión que la de escribir por escribir. Cualquier otra pretensión me parecería excesiva, por no decir pretenciosa. Ignoro por tanto si la literatura debe tener una finalidad, y en el caso de que la tuviera habría que preguntarle también al lector qué le impulsa a leer. Lo probable es que quien lee lo haga porque no concibe una vida sin libros, y por lo mismo se podría decir que quien escribe lo hace porque no se imagina siendo sin escribir.
Hace años que escribo.

2) T. ¿Qué clase de lector es?
R. A. Uno no sabe con certeza qué clase de lector es hasta que no se da cuenta de que el verdadero escritor es aquel que se juega la vida en cada palabra. Tener conciencia de que al leer a los demás nos leemos a nosotros mismos. Descubrir con el tiempo, con mucha lectura detrás, que la realidad en la que uno vive no es lo único que existe, que si somos lo que somos depende en gran parte de lo que leemos –si somos lectores asiduos, claro, como es mi caso.

3) T. ¿Cuáles han sido sus principales fuentes de inspiración llegado el momento de escribir – ya sean del campo literario u otros?
 
R. A. Neruda dijo que se escribía para seducir a las mujeres. He ahí una fuente de inspiración, tan válida como otra cualquiera. Por otra parte, puedo decir que hay una nómina de autores en los que me querría ver reflejado, a veces en un estilo conciso y afilado, a veces por el contrario en uno más barroco o abigarrado. No tengo, pues, un solo padre literario.
 

4) T. ¿Cuando escribe, piensa en el « lector », si así fuera, quién / cómo / dónde está?
 
R. A. Soy de la opinión de que en literatura sólo hay dos situaciones: persigue uno al lector o trata de liberarse de él. En el primer caso se escriben best-sellers. Por el contrario, en el segundo caso se escribe sin más. Es obvio que yo no escribo best-sellers ni por asomo.
 

5) T. ¿Nos puede hablar un poco de los cuentos traducidos aquí?
 
R. A. Creo que los tres microrrelatos que habéis traducido (Una película de las de antes, El mendigo y Cumpleaños) son tres ejemplos de la diversidad de estilos en los que me muevo. En el primer caso, late el sonido de una cuerda inquietante, cercana al género del suspense –en un claro homenaje a “Psicosis” de Hitchcock-. Mientras que en el relato de El mendigo prima más la visión descarnada, fría, rayana con el realismo o el golpe seco con que suele martillearnos la actualidad. En el último texto, he querido llenar de humor una escena que en sí misma no es nada humorística, pero en la que si el lector adopta la debida distancia puede encontrar una bocanada de gracia en la desgracia.
 

6) T. ¿Qué impresión le causa saber que sus cuentos han sido traducido?
 
R. A. Sorpresa y extrañeza. Como cuenta Borges que le decía su padre: “Hijo, este mundo es tan raro que hasta puede que exista el Espíritu Santo”. Pues eso, que si ya es raro que uno escriba, más raro todavía es verse traducido. Pero no voy a mentir: es una sensación muy agradable, como beber champán en fin de año.
 

7) T. ¿Qué opinión le merecen las nuevas tecnologías en lo que a literario se refiere?
 
R. A. Habrá que esperar un tiempo. El necesario para ver el resultado de la decantación de los textos que se escriben en los nuevos formatos, de clara tendencia hacia lo breve. Pero no hay que olvidar que las formas de escritura están todas prácticamente inventadas. Lo que se dirime en la red es, más que el tipo de escritura, el tipo de lector del futuro, si será un lector rabiosamente partidario de la escritura de vuelo largo o de vuelo corto. En cualquier caso no hay que olvidar que los lectores existen gracias a que existen los escritores, y éstos, no lo olvidemos, tienen siempre la última palabra y escribieran lo que quieran escribir, corto o largo.
 


8) T. ¿Si estuviera en el lugar de Rilke, qué consejos le daría a un « joven poeta / escritor »?
R. A. No me gusta dar consejos. Soy machadiano. Pero si tuviera que aconsejarle a un joven escritor o a alguien que empieza a escribir, le recordaría lo que el padre de Borges le dijo a éste: escribe mucho, corrige mucho y nunca tengas prisa por publicar.